lunes, 22 de octubre de 2007

Paisajes de Quántico

A veces me pregunto dónde estoy.
- En Quántico, y a ver si dejas de pensar en voz alta, tronco, que estamos en la biblioteca.
- Sí, sí, pero, ¿dónde está Quántico? Me asomo a la ventana del palomar donde duermo y veo el río Sejode que discurre entre la poesía y la modernidad con su carga de fecales, las casas que se aglutinan por la ladera, contribuyendo a un paisaje ocre de tejas, barro y adobe. Pero extiendo la mano y la realidad tiembla como una cortina de agua: es sólo un holograma. Incluso cuando salimos, es la realidad aparente la que gira en torno nuestro. Por más que caminemos, permanecemos en el sitio.

¿Visitas guiadas a Quántico? No lo sé. Inluso si llegárais aquí, ¡dónde estariáis!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé, ¿dónde?

Anónimo dijo...

Creo que era una pregunta retórica, tontaina.

Anónimo dijo...

Pues tú eres un listillo, hombre.

Anónimo dijo...

Como te pille, te parto la cara.

Anónimo dijo...

Primero te tendrás que comprar una escalera,

Anónimo dijo...

¿Para subirme al palomar, palomo cojo?

Anónimo dijo...

¿Eso es una pregunta retórica?

Anónimo dijo...

Pensé que Quántico era un lugar más tranquilo, sin violencia, se parece a las noticias de la tele repletas de sucesos