viernes, 30 de mayo de 2008

ElAnimalDivino

Anoche sl volver al cuarto encontré un vencejo en mi cuarto. Tardé un poco en darme cuenta, pues me pareció un calcetín colgado del radiador. Hice una llamada telefónica, terminé un puzzle de 2.000 piezas, resolví el problema de los universales, me depilé mis pechos peludos y..., caí en la cuenta de que había recogido la ropa seca esa misma tarde.

Al principio pensé que era el demonio (obsérvese la deriva semántica de este bloj incoherente), todo negro. En su terca inmovilidad al incordiarle con la escoba me pareció adivinar una voluntad numinosa. Un compañero pasaba por el pasillo y le invité a entrar:
- Tú eres de un planeta agrícola, ¿verdad?
- Sí.
- De un mundo rural, ¿no?
- Sí.
- Vamos, que la gente usa boina debajo de la escafandra, ¿ein?
- Sí.
- Mira lo que me ha pasado -y le mostré la cosa.
- ¿No será un murciélago?
- Pero, ¿no ves qué tiene plumas?
- ¿Y los murciélagos no tienen plumas?

En fin... Me acerqué al pájaro y ví que estaba enfermo. Le preparé una caja isotérmica del control aerostático de la temperatura y la llené con papel higienico. Le cogí -al principio con una toalla; luego, al ver que no mordía, con la mano. Era como una golondrina pero en negro. Le alimenté con agua azucarada y miguitas de pan que tuve que introducirle a la fuerza en el pico. Dormimos en paz y por la mañana repetí la operación. Bajé a la Sala de Viajes a leer el Libro de los Usos. Cuando volví ya no estaba.


(Me dejé la ventana abierta y entró un pájaro).

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