martes, 12 de junio de 2007

Cucarachas

Los alemanes perseguían a los judíos, los rapados a los punkis y yo persigo a las cucarachas. Las cucarachas son como el mal: pequeñas, negras, brillantes por lo grasientas, aparecen por todas partes. Vivo en el segundo piso de una casa vieja con carbonera, tengo las ventanas cerradas, sellados los respiraderos de fregadero y lavabo, los tapones puestos en los desagües, fumigo con regularidad, limpio,... Y siguen apareciendo. Unos bichos grandes, enormes, del tamaño de bueyes, que superan con mucho los 3 cm que marca la Real Academia en su definición del insecto (analfabetas, por tanto, o que no leen). Son además cucarachas "okupas", pues no han nacido en casa -lejos el tiempo en que sus parientes rojizas se paseaban por el pasillo en diversas fases de crecimiento. Se hacen omnipresentes aún en su ausencia: no puedo ver una película si anticipar el reflejo de Jamfribogart en sus caparazones. Levantarse al baño por la noche es una aventura. Y cual revolver, el bote de insecticida me acompaña a todas partes. Pensándolo mejor, las cucarachas SON el mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor contra las cucarachas es la luz... ¡¡¡LUZ, MÁS LUZ!!!
También sirven los pies de más de 5 cm embutidos en sólido y aislante cuero o en su defecto en brillante e higiénica goma.