domingo, 10 de junio de 2007

RicaMendicidad

Para ser un mendigo rico no basta con vestir harapos de Armani. La empresa que arruinaste debía cotizar en bolsa. Perdiste todos tus pisos. Los hijos que ya no ves van a colegios suizos. Y tu esposa no debía ser una cuarentona de tetas de silicona (a esa ya la abandonaste).

Para ser un mendigo rico... [ponga Vd. aquí lo que más desee].

Yo antes fui un mendigo rico. Ahora soy un pobre oficinista.

No hay comentarios: