miércoles, 6 de junio de 2007

Autoayuda

Una vez me invitaron a una fiesta. Celebrábamos el cumpleaños de Mónica en "la Casita". Había mucha gente, mucha cerveza, mucha hierba de la que no se fuma porque estábamos en el campo y un par de mastines que vigilaban la finca. Había también una chica, mona como sólo puede serlo una estudiante de Derecho -otros la llamarían sencillamente "pija". Sorprendentemente, ¡estaba sola! y decidí remediarlo acercándome a ella.

Yo estaba empapado de optimismo y de libros de psicología divulgativa americana -otros la llamarían sencillamente "psicología-basura"-y tenía una estrategia que no podía fallar: en vez de soltarle un rollo metafísico-filosófico de esos, le preguntaría por algo que le interesase a ella para implicarla en la conversión y reforzar su autoestima. Dicho y hecho: me presenté y saqué el tema que toda estudante joven de Derecho tiene en la cabeza un sábado por la noche: la polémica entre Derecho Natural y Derecho Positivo.
No recuerdo cuanto tiempo estuvimos hablando sentados en aquél escalón. Sólo sé que en un momento dado me levanté a por unas cervezas y cuando volví ya no estaba. La casa debía tener 30 m², el jardín, unos pocos más. Pero curiosamente no volví a verla en toda la noche. Creo que la vieron cruzar la frontera de los Pirineos esas misma noche. Alguien creyó haberla visto en SIam una semana después y su familia aún la sigue buscando.
Aún no sé qué pudo fallar (¡sob!).

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